- Venga ya, ¿lo mismo que en el cuento?
- Sí.
- Si sólo has contado el principio. Sabes perfectamente que era un cuento de estafadores. Esos dos, el del cabello rubio y su acompañante, iban haciendo la misma función de pueblo en pueblo como si no se conocieran de nada. Al final, el acompañante fingía librarse del hombre del cabello rubio salvando así al pueblo.
- Bueno.
- Sí, no me vengas con tonterías. Te encantaba la parte en que tu abuelo representaba al acompañante en el momento de recibir la recompensa. Tenía entonces que mostrarse falsamente apenado porque el pueblo no había sabido creer y él había necesitado de su magia para aplacar a la bestia.
miércoles, 31 de diciembre de 2008
- Todos conocían ya el caso del asesino del parque.
- Bueno, eso sí. Pero muchos pensaban que era una leyenda.
- ¿Una leyenda? ¿Y los desaparecido? ¿Quién, en su sano juicio, se atrevería a pasar por el parque a esas horas?
- Bueno, eso sí. Pero muchos pensaban que era una leyenda.
- ¿Una leyenda? ¿Y los desaparecido? ¿Quién, en su sano juicio, se atrevería a pasar por el parque a esas horas?
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